Entre la extensa gama de cirugías estéticas a nuestra disposición, una de las más sobresalientes es la mamoplastia de aumento, la cual consiste en la realización de pequeñas incisiones en el surco inframamario o alrededor de la areola con el fin de colocar prótesis sintéticas cuyo objetivo es aumentar la talla del busto, levantarlo y darle un aspecto más atractivo conservando su naturalidad.
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No obstante, y pese a la inmensa popularidad de la mamoplastia de aumento, o cirugía de aumento de busto, es común encontrarnos aún con afirmaciones erradas al respecto, por lo que es momento de desmentir algunos mitos sobre la mamoplastia de aumento.
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La operación es extremadamente dolorosa
En primera instancia, la cirugía para el aumento de busto es llevada a cabo bajo anestesia local o general según el caso particular del paciente. Posteriormente, es necesario aclarar que existen dos tipos de implantes, los cuales pueden ser colocados delante del músculo pectoral (prótesis submamarias) o, bien, detrás del músculo pectoral (prótesis submusculares).
Los expertos afirman que en el caso puntual de las prótesis submamarias las molestias son mínimas, mientras que en el caso de una prótesis submuscular sí es probable que existan ciertos dolores. Sin embargo, es posible mitigar la incomodidad con la ayuda de distintos fármacos recomendados por el especialista.
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La mamoplastia causa pérdida de la sensibilidad
En absoluto. Cuando se realiza una colocación de implantes con incisión en la zona debajo del brazo o del seno, no existe pérdida alguna de la sensibilidad. Por su lado, cuando la incisión es realizada en la areola es posible que exista una disminución en la sensibilidad por un periodo de tiempo, el cual no supera nunca los seis meses.
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Las pacientes no pueden volver a amamantar
De hecho, para evitar complicaciones en la lactancia, los especialistas siempre colocan las prótesis de modo que no interfieran con la glándula mamaria, de modo que las madres pueden alimentar a sus hijos con total tranquilidad. Además, actualmente no existe evidencia alguna sobre afectaciones en el bebé tras haberse alimentado por medio de un seno operado, ya que las prótesis no sueltan sustancias a su alrededor.
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Los implantes pueden explotar en un avión
Aunque se trata de una de los mitos urbanos más conocidos, los implantes mamarios son bastante resistentes y los cambios de presión que se experimentan en una cabina de avión no son suficientemente drásticos como para causar daños en la prótesis.
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Es imposible detectar el cáncer de seno
Como lo hemos mencionado anteriormente, las prótesis son colocadas debajo de la glándula mamaria, por lo que no afectan en absoluto la detección del cáncer de seno. Incluso, algunos expertos han llegado a afirmar que los implantes facilitan la detección de la enfermedad ya que se generan pequeños tumores que se proyectan hacia la parte externa.
Asimismo, es fundamental desmentir que la mamoplastia de aumento aumenta el riesgo de cáncer de seno, pues no existe evidencia alguna que lo respalde. No obstante, es importante visitar frecuentemente al especialista para sus revisiones periódicas.
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Es necesaria una cirugía posterior para cambio de prótesis
Gracias a los avances tecnológicos, los implantes mamarios son bastante resistentes en la actualidad, por lo que no hay necesidad de reemplazarlos esporádicamente. Empero, si la paciente sospecha que sus prótesis han sufrido algún tipo de daño, es importante acudir al especialista y someterse a una ecografía o resonancia para verificar el estado del implante y, de ser necesario, cambiarlo cuanto antes.
Ahora que conoce la verdad detrás de algunos de los mitos más populares alrededor de la mamoplastia de aumento, puede iniciar su proceso con total tranquilidad. Eso sí, no olvide consultar únicamente a especialistas avalados por entidades gremiales confiables.