Antes de una mamoplastia de aumento, es común encontrarnos con candidatas que se hacen varias preguntas, entre las cuales la más común está relacionada con la forma del implante que se van a colocar ya que, aunque tradicionalmente se cree que las prótesis anatómicas ofrecen resultados más naturales, es bien sabido por los profesionales que las prótesis redondas también pueden garantizar un desenlace que no afecta la armonía del cuerpo. Por tal motivo, a continuación, hablaremos sobre estos dos tipos de implantes y cómo elegir la mejor alternativa.
No obstante, antes de entrar de lleno en materia, es importante recordar de qué se trata la mamoplastia de aumento. Pues bien, esta cirugía hace parte de los procedimientos de la medicina estética, la cual consiste en una intervención quirúrgica donde un cirujano plástico especializado realiza pequeñas incisiones que pueden variar entre el surco submamario o alrededor de la areola del pezón, por ejemplo. A través de dichos cortes se introducen las prótesis, cuya variedad va más allá de su forma, incluyendo el relleno y su recubrimiento. Una vez se han fijado los implantes debajo del tejido, el busto ha adquirido una nueva forma y tamaño, el cual debe acomodarse perfectamente a las expectativas de la paciente y, de ser así, se sutura y es dado por finalizado el proceso.
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Ahora, la diferencia principal entre las prótesis mamarias anatómicas y las redondas, está en los resultados, de modo que los implantes anatómicos (aquellos que tienen forma de gota) mantienen la forma natural del seno, mientras que los implantes redondos le dan un poco más de volumen en la parte superior. Esto no quiere decir que un busto tratado con prótesis redondas no parezca natural, pero el procedimiento para la implantación de las prótesis también varía según su forma, por lo que es importante tenerlo en cuenta.
En el caso de aquellas pacientes que son muy delgadas o que tienen senos tuberosos, es recomendable el uso de prótesis anatómicas con el fin de evitar resultados que afecten su silueta. Además, teniendo en cuenta que este tipo de prótesis es más grande de un lado que del otro, es necesario que sean colocados en “un bolsillo a medida”, lo que quiere decir que deben ir fijos debajo del tejido muscular para evitar que se giren y desmejoren la imagen de la paciente.
Por su parte, los especialistas deben evaluar el caso particular de cada paciente para aconsejar el tipo de implante mamario que mejor se acomoda a sus condiciones físicas ya que, como lo mencionamos anteriormente, en el caso de las pacientes delgadas o con poco músculo en la zona del busto, es más recomendable un implante anatómico. Sin embargo, si la candidata desea un resultado más atractivo (y si las condiciones son adecuadas), el cirujano puede hacer uso de las prótesis redondas, las cuales garantizan un polo superior más estético sin afectar la armonía morfológica. A diferencia de los implantes anatómicos, es posible colocar los implantes redondos sobre el tejido muscular, de modo que están recubiertos únicamente por el tejido adiposo y las glándulas que conforman el seno.
En conclusión, como lo hemos explicado, no es posible afirmar que un tipo de prótesis es más efectivo que otro, pues su aplicabilidad varía según las necesidades y el perfil de la paciente. No obstante, se puede garantizar que – si se hace un buen trabajo -, los resultados serán igualmente naturales para ambos casos y no afectan la lactancia materna, revisiones ginecológicas, mamografías o ecografías, además de cualquier otro tipo de prueba diagnóstica similar.