Actualmente, se ha vuelto muy común para lograr una buena estética la utilización de diferentes sustancias para rellenar partes del cuerpo. Desde los labios hasta los glúteos, pómulos y abdomen, tanto hombres como mujeres hacen uso de este tipo de recursos. Una de las sustancias más conocidas y utilizadas dentro de este grupo son los biopolímeros.
Son de origen orgánico o sintético y utilizadas con fines estéticos para lograr un aumento de volumen en el área deseada. Principalmente, se presentan como siliconas líquidas pero, en muchos casos, este no es el componente principal, pues pueden estar mezcladas con otras sustancias derivadas del petróleo o de origen vegetal.
Utilizar los biopolímeros puede generar una cadena de reacciones adversas al organismo, ya que el cuerpo identifica el biopolímero como un agente extraño, por lo que las consecuencias a largo plazo pueden ser devastadoras, tanto internamente como exterior o estéticamente.
Esto hace que, en la mayoría de los casos, la mejor opción sea la extracción de biopolímeros, así no se haya evidenciado la presencia de síntomas, y evitar de esa manera que la sustancia cause daños en el organismo que luego dificulten su extracción quirúrgica debido al alto riesgo de complicaciones.
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¿Cuáles son los efectos negativos de los biopolímeros en el cuerpo?
- Infecciones: Suceden si el procedimiento estético se realiza en lugares no aptos o clandestinos que no cuentan con la asepsia necesaria, lo cual aumenta los riesgos de infección. A su vez, una deficiente desinfección de los instrumentos de cirugía puede ocasionar una infección interna. En el peor de los casos, una infección complicada puede degenerar en una sepsis severa (el sistema inmunitario actúa de forma desproporcionada) y podría ocasionar la muerte.
- Deformaciones: Uno de los efectos más comunes son las deformaciones estéticas, ya que, al ser inyectada, la sustancia puede migrar a otras partes del cuerpo, generando abultamientos y deformaciones en zonas donde inicialmente no se había aplicado la sustancia.
- Deterioro de los tejidos: Los biopolímeros no son sustancias naturales, por ello pueden generar una reacción debilitante y ocasionar pérdidas de tejidos. Además, pueden hacer que la piel aparezca irregular en los sitios donde fueron implantados. Todo lo anterior se debe a que estas sustancias dan lugar a fibrosis y granulomas.
- Alergias: Es común que después de aplicar el procedimiento se evidencien zonas rojas en la piel, acompañadas de ardor y picazón, como respuesta a una reacción alérgica.
- Inflamación: Otro de los riesgos comunes es que la zona en la que se inyectó la sustancia permanezca inflamada y sea un foco de dolor permanente, por lo que la calidad de vida tiende a disminuir y el paciente se vuelve vulnerable a diversas enfermedades.
- Enfermedades: El empleo de sustancias utilizadas para eliminar arrugas y regenerar zonas de la piel ha generado la aparición de diversas enfermedades, siendo la más común de ellas la alogenosis yatrogénica, la cual consiste en la aparición de protuberancias en la piel que pueden ser perjudiciales si no se tratan a tiempo. También se ha comprobado que los biopolímeros afectan el sistema inmunitario, desarrollándose enfermedades como lupus, hipotiroidismo o artritis reumatoide.
Por lo tanto, debes estar atento a la hora de someterte a este tipo de procedimientos, y que en caso de percibir un síntoma, deberás acudir inmediatamente al médico para ser tratado. Algunos de estos síntomas pueden ser:
- Caída del cabello.
- Inflamación en la cara o piernas.
- Dolores en las articulaciones.
- Infecciones en la piel.
- Deformaciones en algunas zonas del cuerpo que impidan realizar acciones básicas, como caminar, sentarse o acostarse.
- Enrojecimiento en la zona inyectada (con fiebre y dolor).
En consecuencia, has de valorar prudentemente la opción de recurrir a la implantación de biopolímeros y dejarte aconsejar por un profesional serio que conozca la materia.