El anhelo de combatir la aparición de las marcas propias de la madurez lleva a muchos hombres y mujeres a buscar cirugías de pómulos, párpados y labios, así como ir a la caza de un tratamiento de rejuvenecimiento facial completo. Afortunadamente, Bogotá cuenta con expertos en la materia a los cuales puedes acudir, con la seguridad de tener una atención profesional idónea y sin ser necesaria una intervención quirúrgica.
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¿En qué consiste un proceso de rejuvenecimiento?
Generalmente, dichos procedimientos provienen del deseo de los pacientes de recuperar la lozanía de la piel y el vigor de la musculatura del rostro, glúteos, abdomen, vientre y senos. Cuando las personas han mantenido hábitos alimenticios sanos y rutinas de auto cuidado, recuperar la tonicidad y frescura de la piel es una tarea menos difícil que cuando no se ha tenido una dieta saludable. En esta búsqueda de la juventud, los pacientes se someten a dos clases de tratamientos: los quirúrgicos y los no quirúrgicos.
Dentro de los procedimientos quirúrgicos, encaminados al rostro específicamente, se encuentran los implantes de hilos tensores, la blefaroplastia, el lifting, ritidoplastia o estiramiento facial, procesos que requieren el uso de anestesia local o general, dependiendo del tipo de intervención.
Con respecto a los procedimientos no quirúrgicos, existen las siguientes opciones: rellenos dérmicos, tales como inyecciones de la toxina botulínica o bótox, así como inserciones de grasa o sangre rica en células regenerativas, tomadas del mismo paciente, e inyecciones de ácido hialurónico. También existen procedimientos de eliminación de grasa, por medio de las ondas de ultrasonido, o el uso de láseres a baja frecuencia.
El uso del relleno con bótox se aplica sobre los músculos en los que se encuentra la piel afectada. Generalmente, te puedes aplicar el bótox en en la frente, los pómulos, la quijada y la comisura de los labios. Se inyecta, con el fin de evitar las contracciones musculares, responsables de la aparición de las marcas. A la inyección de bótox se le complementa con la inserción de ácido hialurónico, compuesto que aparece, de manera natural, en los cartílagos y en la piel y que permite la generación de nuevas células de colágeno en las zonas afectadas.
Para quienes no son muy propensas a la aplicación de inyecciones, existen los tratamientos tales como el uso de ondas de ultrasonido o láseres de baja intensidad. Las ondas ultrasónicas ingresan al tejido subcutáneo y desintegran las células de grasa que se encuentran depositadas allí. Se aplican en aquellas zonas en las cuales aparecen las temidas “arrugas”. Este tratamiento no implica incisiones, no es doloroso y deja la piel lisa y humectada, lo cual causa un gran alivio y tranquilidad para las pacientes que acuden a él.
En el caso del láser, la emisión de ondas de calor, a una baja frecuencia, evapora la grasa que se encuentra alojada bajo la dermis. La sensación que tienen las pacientes es de un leve aumento de la temperatura, similar al que ocurre cuando te aplican una toalla humedecida con agua tibia. Es agradable y relajante someterse a dicho procedimiento. La piel queda diez años más joven.
También es aconsejable aplicarse mascarillas de miel, yogurt y limón, aguacate, avena y miel, de aloe o de clara de huevo, pues sus componentes devuelven la lozanía de la piel y la mantienen sana y libre de toxinas.
La edad ideal para iniciar estos procesos de rejuvenecimiento oscila entre los 40 y los 50 años, momento en el que la piel comienza a decaer. En la ciudad de Bogotá existen excelentes cirujanos que los realizan y la duración de sus beneficios puede llegar a ser hasta de 10 años.