Naturalmente, luego de la constante y prolongada exposición de la piel al sol, el aire de la ciudad y al mismo paso del tiempo, es lógica la aparición de marcas y surcos, además de una evidente flacidez. Esto sucede a lo largo de toda la extensión del cuerpo; desde las manos, hasta el abdomen y las piernas. No obstante, resulta significativamente más notorio a la altura del rostro y el cuello.
Teniendo en cuenta que nuestro rostro es la parte de nuestro cuerpo que más efecto tiene en nuestra vida social, es apenas obvio que muchas personas tiendan a preocuparse por ofrecer la mejor imagen a través de su cara. Sin embargo, ello puede verse opacado por las líneas de expresión y pliegues que van apareciendo con el curso de los años, lo cual los lleva a optar por diferentes alternativas.
Desde las mascarillas, cremas y masajes, hasta las inyecciones y otros procedimientos de cirugía estética, las personas han llegado a probar diferentes opciones con tal de renovar su apariencia. Empero, siendo conscientes de la conformación de los tejidos en el rostro, es demasiado complejo lograr un reformar su imagen sin pasar por debajo del bisturí.
En este orden de ideas, el procedimiento de rejuvenecimiento facial que más se destaca entre las demás alternativas es el Lifting, el cual se recomienda para personas mayores de 45 años y resume en la eliminación del exceso de piel en el rostro y en el cuello, además de tensar los músculos del área. Esto no solo evitará la presencia de tejidos flácidos, sino que también mejorará el tono y el brillo de la cara.
¿Cómo se lleva a cabo el lifting?
Para empezar, se recomienda que un candidato a rejuvenecimiento facial presente algunos signos de envejecimiento, como por ejemplo:
- Arrugas
- Líneas de expresión marcadas junto a los ojos, o “patas de gallo”.
- Marcas junto a la comisura de la boca.
- Evidenciamiento del surco nasogeniano.
- Papada
- Flacidez en las mejillas, o “carrillos”.
- Bolsas debajo de los ojos.
- Párpados caídos.
Entonces, cuando el candidato presenta tales efectos de pérdida de firmeza y elasticidad en el tejido cutáneo del rostro, el especialista procederá a evaluar la viabilidad del rejuvenecimiento facial, lo cual incluye una serie de exámenes médicos y estudios.
En tal caso que el candidato sea óptimo para la operación, el cirujano procede. En primer lugar, el paciente debe encontrarse bajo anestesia local o sedación, para luego iniciar con una pequeña incisión sobre el cuero cabelludo; en la línea donde empieza a nacer el cabello, extendiéndose hasta las orejas por detrás del lóbulo, de modo que la cicatriz no será visible.
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Una vez la incisión ha sido realizada, el tejido muscular, adiposo y cutáneo son tensados, con el objetivo de eliminar las marcas de la edad anteriormente mencionadas, y se elimina el exceso. La mayoría de cirujanos recomiendan complementar el rejuvenecimiento facial con una blefaroplastia, teniendo en cuenta la importancia de reducir las bolsas debajo de los ojos y los párpados caídos, de manera que el paciente tenga una apariencia más vigorosa al cabo de unos meses.
Cuando el procedimiento ha finalizado, se suturan las incisiones y se colocan apósitos y vendajes para drenar fluidos sanguinolentos que puedan perjudicar la recuperación. Por lo general, un procedimiento de rejuvenecimiento facial requiere una noche de hospitalización, pero al día siguiente es posible retirar los vendajes y ser dado de alta.
Aunque se trate de una intervención quirúrgica, el rejuvenecimiento facial es un procedimiento que suele ser llevado a cabo con cierta regularidad y no le representa riesgos de salud al paciente. En cambio, éste garantiza resultados satisfactorios que se notarán en poco tiempo.